Los minúsculos segundos con aires de hora, se esfuman...dando paso a aquellos que solo quieren ser felices y vivir el momento.
Es mi momento y así lo siento, como una brisa tibia a media tarde,
como el té después de cinco minutos, como esa mirada que aún no encuentro.
Ahora definitivamente creo que los instintos están fríamente calculados
y estuvo bien seguirlos, estuvo bien tomarlos en cuenta por primera vez,
ya que por primera vez me siento libre.
Es hora de dejar de buscar, es hora de vivir, de sentir, de mirar a través de otros ojos y probar otros sabores.
La vida da mil oportunidades, lo difícil es saber cual es la tuya o creer que una de ellas es para ti.
Los mejores momentos los construimos nosotros, sobre nuestra vida y bajo nuestros sueños.
Me encanta sentir esa libertad, esa independencia, que muchas veces me juega en contra.
Me aburro rápido, me gusta caminar rápido también...no porque escape de algo -tal vez sí- si no porque me encanta ver la mayor cantidad de cosas posibles en menos tiempo y detenerme ahí, sí, justo ahí.
[Observar, oler y pensar...en eso se me va mucho tiempo]
Es hora de perder tiempo, dejar que se vaya y no darle importancia, para así realmente disfrutarlo. Me gusta como suena, es la sinfonía de una carretera sin rumbo...repleta de frondosos árboles a los costados y con ese aroma de tranquilidad.
Es otro momento, es otra ciudad, son otros gustos, con otra letra, sin los mismos miedos, con sabor a inicios pero sin pensar en el final. Soy yo, la misma pero distinta ropa.